jueves, 22 de marzo de 2012

luna nueva


Acabo de entrar,todavía tengo el pulso acelerado y una extraña sensación de mariposas en el estómago,hacía mucho tiempo,demasiado, que no volvía a sentarme en mi querida butaca frente a mi polvoriento escritorio,tenía serias dudas de como iba a encontrar mi vieja cabaña y si aún recordaría el sendero que se desviaba a traves del denso bosque que la cubría.

Además la fria llovizna que me mojaba el rostro burlándose de la tela de mi capucha,la oscuridad del crepúsculo sin luna que convertía el viejo camino en sombras inanimadas,la pesadez de mis botas arrastrando ese peso muerto del barro adherido a ellas y la fria sensación de humedad que calaba mis huesos me hacía darme cuenta del silencioso pero denso reproche;de la gélida bienvenida que este viejo paraje amigo me hacía.

Sentí una dolorosa punzada de emoción al vislumbrar entre las sombras la silueta tenue de la vieja cabaña,no había luz,ni podía oler el agradable y dulzón olor del humo del hogar,las bisagras chirriaron en una clara muesca burlona cargada de resentimiento,la madera del suelo crujió ante mi peso sin intentar disimular su enojo,sin embargo callé y acepté su justificado enfado.

Sin embargo una vez dentro toda la atmósfera se aligeró,pude comprobar que todo seguía en orden,pese a mi ausencia alguien había dejado leña seca al lado del hogar,no había muestras de deterioro,incluso brillantes clavos relucían allí donde por lo visto algunas láminas del suelo se habían levantado y alguna persona anónima se había encargado de poner flores y hierbas aromáticas en varios rincones;yo en silencio murmuré un sentido "gracias".

He estado mucho tiempo fuera,he viajado,he vivido y he aprendido y durante todo este tiempo ha habido gente que ha visitado la cálida y perdida cabaña del bosque,la ha vigilado y cuidado y gracias a ellos hoy puedo refugiarme bajo su techo y calentar mis huesos junto a la chimenea,puedo ver a traves de la ventana la oscura y húmeda noche,pero algo falta ahí afuera.

¡La luna! esta noche no ha querido darme la bienvenida,me ha negado su luz para que llegue hasta aquí,esta es noche de luna nueva,de luna oscura,los entes oscuros pasearán libremente reclamando lo que le pertenece, se llevarán lo caduco para poder ser renovado.

¿Creeis en la casualidad? yo no, y casualmente la noche que marca la muerte de lo viejo y el comienzo de cosas nuevas,ha traido mis pasos de nuevo aquí.

sábado, 10 de abril de 2010

Eso a lo que llaman vida

Podría decir algo, pero muchas veces es mejor callar y escuchar.



miércoles, 24 de febrero de 2010

Hilos invisibles


Primero de todo quiero daros las gracias a tod@s, gracias sinceras y de corazón a tod@s y cada un@ de los que os pasais por aquí para leer mis pensamientos en voz alta y gracias a gente especial que me ha apoyado y ayudado, que ha proyectado una energía que en ocasiones no me sobraba, por comprender mis silencios que tanto me gustan para poder digerir y asimilar mis lecciones diarias particulares, muchas gracias.

Era importante para mi expresaros mi gratitud, pero aprovecharé la ocasión para contaros otra de mis "batallitas", otra de esas lecciones que quizá sean absurdas y ininteligibles para alguién pero que yo saboreo y disfruto en mis silencios.

Estaba paseando a mis perros por la tarde, disfrutando del aumento de luz que nos regala en estos días ya nuestro firmamento, una tarde fría pero soleada, me llenaba el espíritu con la perfecta sincronía de todo lo que me rodeaba, de las primeras flores de los almendros, de la alegre marcha que imprimían mis mascotas, de los trinos y persecuciones de los pájaros, del olor de la leña ardiendo en alguna chimenea cercana, del sonido rítmico de los coches que pasaban a mi lado, de las conversaciones animadas que mantenían las personas que ahora si se atrevían a detenerse unos instantes para intercambiar chismes y bromas con los vecinos, disfrutando de los saludos y la sonrisa que cruzaba con los conocidos de mi pueblo, todo el mundo, todos cumplíamos nuestro papel en este guión, cada árbol, piedra, persona, cada objeto, cada soplo de viento, cada olor estaba en el lugar adecuado en el momento adecuado, todo se conjuraba para regalarme una tarde única e irrepetible, incluso yo estaba cumpliendo mi parte de la obra como un elemento más de atrezzo para alguién que me observaba desde su balcón o para el desconocido que me cedía el paso ante la marcha imparable de un hombre que trataba de dirigir a dos perros deseosos de salir corriendo.

Entonces sucedió; como me viene pasando últimamente, sin avisar, en el lugar menos pensado y el momento menos pensado, lo noté venir, los colores cambiaron, los sonidos me llegaban con un pequeño retardo y amortiguados, los movimientos de todo se ralentizaron todo mi entorno cambió, el suelo que pisaba parecía moverse como en una de esas rampas mecánicas y me desplazaba sin esfuerzo alguno, de repente noté como de las personas, de los árboles, incluso de los coches surgían unos hilos, una maraña extraña pero bella y rítmica y como esa maraña de hilos se unían y bailaban como movidos por un viento desconocido, se atraían para al segundo separarse y seguir su camino, algunos de estos hilos se enredaban con los que surgían de mi propio cuerpo, se entrecruzaban en una caricia sutil; parecía como si todo el entorno fuese un teatro de marionetas y estos hilos los manejase algún titiritero caprichoso.

Pero no me sentí como una marioneta dirigida, simplemente me di cuenta de que todos estamos unidos, conectados por esa maraña invisible que no se porque capricho del destino se me permitió durante unos segundos...¿o fueron horas? verlas con mis propios ojos, que nos guste o no estamos enlazados, que no importa la afinidad que tengamos, esos hilos se cruzan entre todos y nos dejan una huella fugaz en algún lugar dentro de nosotros que quizá jamás lleguemos a conocer, una huella que quizá surja en un sueño o cuando meditamos, pero desechamos por ridícula e inconexa.

Nada sobra ni falta en este mundo, cada pensamiento abstracto que nos viene tiene un origen, cada cosa que hacemos tiene su repercusión en algún lugar insospechado, pues estos hilos bailan caprichosamente y vuelan hacía su próximo objetivo cambiando la dirección de otros hilos y afectando en su trayectoria.

Por suerte pude volver, me aferré a la correa de mis canes y me hice consciente del contacto físico con ellos, poco a poco retorné a mi mundo normal, jajajjja mis perros me devolvieron a mi mundo normal, no creo que mi cordura pudiera vivir esas sensaciones mucho más tiempo sin salir algo más maltrecha de lo que está, me miraban directamente a los ojos para asegurarse que su humano había vuelto, yo aturdido les dije que estaba bien y les dí las gracias.

¡¡Ah!! y no os preocupeis, con trance o sin él recojí las caquitas y las lancé al contenedor del orgánico jajjajja.

¡¡Vigilad donde dejais vuestros hilos!!